martes, 13 de noviembre de 2018

EL HOMBRE COMO SUJETO DEL DESEO.

3. EL HOMBRE COMO SUJETO DEL DESEO.


Dentro de las estructuras éticas y ontológicas del ser del hombre se encuentra principalmente el deseo, elemento constitutivo que nos hace seres humanos. Pero éste adquiere diferentes significados según las distintas perspectivas teóricas desde las cuales se le aborda.

Desde el sentido común, el deseo tiende a ser identificado con el deseo sexual. 
En esta misma línea de interpretación, pero desde un enfoque científico, la concepción freudiana asocia al deseo con la libido, es decir, con el impulso sexual reprimido en el individuo, no susceptible de realización, precisamente por razones sociales, axiológicas y culturales. Se trata del deseo sexual sublimado.

Sin embargo, en el propio Freud hay una distinción sutil pero decisiva y fundamental entre líbido y eros: no son equivalentes. Y sólo si se concibe como Eros, como pulsión de vida, y de ahí como fuerza de unión y creación, puede ser el deseo verdadero origen o fuente vital de la valoración y de la creación de valores. Esta concepción del deseo identificado con el eros, es decir, con el amor entendido como impulso de vida, y a su vez como fuente originaria de la valoración y de la creación de los valores, aparece muy cercana a una significación ética del deseo.

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