ÉTICA EXISTENCIALISTA.
Los existencialistas constituyen un movimiento surgido hacia 1925
en Alemania y en Francia, que centra sus preocupaciones éticas en las
condiciones sociales contemporáneas y en los problemas de la libertad
y de la responsabilidad moral. Para el movimiento existencialista, el ser humano es,
radicalmente, libertad (es decir, la libertad es la característica
propia y esencial del ser humano); y esta libertad hace a cada
persona diferente de todas las demás; por tanto, no pueden
existir valores ni normas morales universales válidas para todos
y, consecuentemente, nadie puede decirnos lo que debemos
hacer, cómo debemos comportarnos; los consejos son inútiles
y cada cual, quiera o no quiera, tiene que decidir él solo sus
obligaciones morales (somos libres a la fuerza).
Efectivamente, los existencialistas propugnan que cada vida posee
el sentido que ella libremente ha elegido. Nadie nos indica qué debemos
ser ni qué debemos hacer. Cada individuo es el autor tanto de su propio
proyecto vital como de sus normas morales; por tanto, hablando moralmente,
lo único importante es decidir libremente.
De esta manera, podemos llevar una vida auténtica o una vida inauténtica.
Llevamos una vida inauténtica cuando renunciamos a nuestra
libertad y nos refugiamos en la muchedumbre, en la masa; en esta situación,
el ser humano hace lo que se hace, piensa lo que se piensa, decide
como se decide y vive como se vive.
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