4. EL QUERER COMO POSIBILIDAD.
La ética del deseo, de la posibilidad y de la libertad transforma el principio cartesiano “pienso, luego existo”, por el de “quiero, luego existo”. Si la acción humana es el fundamento de toda moralidad, para ser el hombre primero tiene que querer ser. Ya no se trata ahora de la acción como fundamento, sino de interrogar por el fundamento del fundamento, esto es, por aquello que está detrás de la acción misma, y que es precisamente la voluntad como fundamento de la acción ética. Así, el nuevo principio de la subjetividad énea no es el deber, sino mi voluntad más profunda. Por lo que, de acuerdo con Savater, la pregunta radical sobre la cual gira la ética ya no es “¿qué debo hacer?” ni tampoco”¿qué puedo hacer?”, sino “¿qué quiero hacer?”
Quiero antes de ser... ¿Por qué? Precisamente porque el primer propósito, el primer anhelo del querer es ser. Querer es querer ser; y querer ser es querer ser más, querer acendrarse y ampliarse más en el ser. En último término, querer es querer ser plenamente, totalmente: ser del todo y el todo. Quiero luego soy porque no quiero primordialmente más que ser y soy mi querer y soy lo que quiero, consisto en querer ser.
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