ÉTICA MARXISTA.
La ética marxista, más que desarrollar un código moral de derechos y
deberes, ha tendido a poner de relieve las injusticias económicas y sociales,
y a predicar la actividad revolucionaria para conseguir la igualdad social.
Desde la perspectiva del marxismo, el sistema
capitalista divide a los seres humanos en dos grupos
heterogéneos y rivales, a saber: por una parte, los ricos,
los dueños de los medios de producción o capitalistas,
por otra, los pobres, los trabajadores o proletarios. En
esta situación, los capitalistas dominan y explotan a los
proletarios.
Ahora bien, los capitalistas no se limitan a dominar
y a explotar a los proletarios, sino que, además, tienden a
elaborar una serie de ideales, valores y normas defensoras
de sus situaciones y de sus privilegios. Pero frente a
ellos, los proletarios, cobrando conciencia de su injusta
situación, irán desarrollando otros ideales, otros valores
y otras normas favorables a sus intereses.
Surgen así dos éticas antagónicas, una ética conservadora
y defensora del sistema capitalista, y otra
ética revolucionaria; esta última, rechazando aquel
sistema, intentará establecer la igualdad entre los seres
humanos.
A este respecto, Marx cree que mientras dure la
dominación capitalista, el proletario poseerá la obligación moral de cobrar conciencia de su situación (conciencia de clase) y de
contribuir a la lucha revolucionaria (lucha de clases).
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